Opinion por: Pablo Portaluppi

1 de mayo de 2022

El kirchnerismo vuelve a hablar de la posible estatización del sistema de salud

Luego del “Congreso Provincial de Atención Primaria” Compartir en:

“Tenemos un sistema de salud muy fragmentado y segmentado, desorganizado e ineficiente. Y hay sistemas muy pequeños en números que aprovechan una posición dominante y obtienen ganancias por fuera de lo normal”.

Con motivo de celebrarse en Mar del Plata el “Congreso Provincial de Atención Primaria”, el diputado nacional y ex ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán, reflotó con aquellas palabras una vieja obsesión del kirchnerismo: la eventual estatización del sistema sanitario.

Algunas señales no dejan dudas al respecto, especialmente desde la administración de Axel Kicillof, donde parece cobijarse el kirchnerismo más radicalizado identificado con Cristina Kirchner.

Las declaraciones del legislador son casi calcadas a lo que dijo la vicepresidente hacia fines de 2020: “El sistema de salud lo tenemos dividido en tres sistemas, el público, el privado y el de las obras sociales. Vamos a tener que empezar a repensar un sistema nacional integrado en el que podamos articular “.

Meses después, el 15 de junio de 2021, la ex mandataria volvió con la idea, cuando prometió que “vamos a tener que repensar todo el sistema. Las prepagas no saben dónde colocar a la gente. Dicen los que saben que tal vez vengan otras pandemias. Lo peor que nos puede pasar es negarnos a discutir la realidad”. Dichas palabras fueron pronunciadas en un acto en La Plata junto al gobernador bonaerense Axel Kicillof.

El Congreso de salud tuvo lugar entre el martes 19 y el viernes 22 de marzo, en el cual participaron las autoridades sanitarias nacionales, bonaerenses, secretarios y secretarias de Salud de los 135 municipios y equipos sanitarios de toda la provincia, bajo el lema “Hacia un sistema integrado de salud”.

A poco de iniciado el encuentro, Daniel Gollán ya comenzaba a marcar el camino: “Nosotros tenemos un modelo de atención que es muy desorganizado y caro, con un modelo de financiamiento desorganizado. No tenemos poder de compra y la atención es mala, porque está dividida en áreas municipales, provinciales y nacional, más las obras sociales sindicales y los sectores privados”.

Y para no dejar dudas, remarcó que “debemos repensar el sistema de salud y deberíamos ir a un sistema integrado entre los 3 subsistemas que existen”. En función de ello, avisó que presentará un proyecto de ley “en dos o tres meses”.

En el país hay aproximadamente 25.800 establecimientos de salud, entre públicos y privados, de los que casi 10.000 pertenecen al sector público. En la provincia de Buenos Aires se encuentran 6.700 de los 25.800 centros sanitarios, 2.500 de los cuales pertenecen al Estado. La gran mayoría de estos últimos, más de 2.300, son administrados por los Municipios.

A su vez, se estima que el sistema de la seguridad social, es decir, obras sociales, da cobertura al 60% de la población, mientras que el subsector privado, esto es, prepagas, cubre al 13%, por lo que el 27% de la gente, aproximadamente 14 millones de personas, no posee ningún tipo de cobertura, teniendo que recurrir a los hospitales públicos o centros de atención primaria.

Sobre este último punto insistió Daniel Gollán, uno de los hombres de la salud que más escucha Cristina Kirchner. “En la provincia de Buenos Aires tenemos casi setenta municipios donde la única institución de internación es el hospital público. Ya desapareció la clínica y el sanatorio. Hay laboratorios y consultorios, pero sin internación”, aseguró.

“En muchos pueblos” -añadió-, “aunque pague el servicio de prepaga, se va a atender al hospital. Ahí el sistema ya está forzosamente funcionando de esa manera. Ahora hay que perfeccionar eso, porque muchas veces el sector público no recupera el dinero de esas prestaciones”.

Pero la pandemia de coronavirus expuso crudamente la precaria situación de la Salud Pública en la Argentina.

De acuerdo a un informe del propio ministerio de Salud, llamado “Análisis de situación Salud argentina”, se determinó que casi 900.000 personas trabajan en el sector, de los cuales casi el 60% lo hace en la actividad privada. “Ello se explica”, concluyó el trabajo, “por las malas condiciones laborales y por los bajos salarios que perciben los médicos por parte del Estado. Un salario básico promedio estatal está en el orden de los $100.000, lo que genera que un 27% posea una sobrecarga horaria, a veces hasta límites inhumanos, para poder llevar un poco más de dinero a su casa”.

Más datos oficiales. En otro estudio realizado por la cartera conducida por Carla Vizzoti, se afirmó que “el sector se destaca por la fuerte presencia del fenómeno de pluriempleo. Mientras en el resto de la economía apenas el 9,6% de los ocupados tiene otra ocupación, en el sector salud esta proporción se eleva al 26,4%”, agregando que “esta diferenciación se agudiza entre los profesionales donde un 43% de los trabajadores del sector tienen más de una ocupación, la jornada de trabajo promedio total para los trabajadores del sector Salud, es de 41,7 horas semanales”.

A su vez, el informe subraya que “también se destacan con mayor cantidad de horas: los profesionales, los asalariados y los trabajadores del sector público. Los trabajadores que sólo tienen una ocupación trabajan en promedio 39,1 horas semanales, mientras que los pluriempleados se encuentran ocupados durante 52,2 horas a la semana”. Contundente y oficial.

Según Glass Door, un sitio web que analiza y compara salarios, Argentina se encuentra muy por debajo en el ránking con respecto a los ingresos de los médicos en otros países. En Estados Unidos, un clínico percibe un promedio de U$S 4.166, mientras que en Brasil, gana U$S 1.891. En la región, le siguen Chile, con U$S1.515, Ecuador, con U$S 1.324, Perú U$S 988 dólares, Uruguay U$S 941 dólares. Y recién ahí aparece Argentina, con U$S 604.

En todo caso, en el Congreso realizado en Mar del Plata se “blanqueó” el deseo de estatizar el sistema de salud, aunque reemplazando la palabra “estatización” por el término “reforma”, para atemperar el impacto.

Es que el sistema privado de salud administra una caja de $800.000 millones anuales, atendiendo a un universo de nada menos que 30 millones de personas, entre afiliados directos y beneficiarios de obras sociales.

Para tener una real dimensión de lo que significan esos números, basta repasar los fondos que mueven por año algunos organismos claves del Estado, como el PAMI, con $456.000 millones; el ministerio del Interior, con $92.000 millones; la estratégica secretaría de Inclusión Social, con $250.000 millones; y el ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, con más de $300.000 millones.

Otro dato comparativo. Cuando el gobierno de Cristina Kirchner estatizó las AFJP en 2008, capturó una renta anual de $15.000 millones de aquel tiempo, fondos que pasaron a ser manejados por la ANSES. El organismo previsional tiene un presupuesto de $6 billones, representando casi la mitad de todos los ingresos del Estado.

Hace pocos días, se dieron a conocer, a través del diario “Clarín”, los problemas que sufren los afiliados producto de la salida de médicos de las prepagas, debido al fuerte retraso de los aranceles de los profesionales, que afecta especialmente a los odontólogos y que preocupa”a la propia Unión Argentina de Salud (UAS), que nuclea a las prepagas.

Algunos datos que podrían explicar esta situación. Desde que asumió el Gobierno de Alberto Fernández, en diciembre de 2019, a abril de este año, se autorizaron incrementos en las cuotas de las empresas de medicina privada del 83%, cuando la inflación en el mismo período de tiempo fue muy superior. Estos números alimentan el pensamiento en el sector de que el plan oficial es “ahogar” financieramente a las prepagas para justificar su apropiación por parte del Estado.

En el acto de cierre del Congreso de Salud, estuvo presente el gobernador Axel Kicillof, quien dio un discurso altamente politizado. Además de criticar con dureza al ex presidente Mauricio Macri, fue muy claro respecto a las intenciones del kirchnerismo en relación al sistema de salud: “Vinimos a transformarlo de raíz y esas transformaciones empiezan desde abajo: los únicos que pueden transformarlo son los trabajadores”, señaló. Y agregó: “Producto de este congreso, contamos ahora con un diagnóstico y una hoja de ruta”.

Apenas comenzado el Congreso, y en la misma línea que el diputado Daniel Gollán, que fuera su jefe en el gabinete provincial hasta hace pocos meses, el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, había asegurado que “no podemos tener un sistema de salud que no tenga como eje central la empatía. Recogemos todas las banderas que había antes sobre la necesidad de transformar el sistema de salud para garantizar la salud de nuestro pueblo, pero hoy tenemos que transformarlo en algo institucional”.

Además, insistió con el mismo concepto que había esbozado Cristina Kirchner: “El sistema tiene como principal problema estar fragmentado”, por lo que instó a las 15.000 personas que asistieron al Congreso a “buscar las formas para tener un sistema integrado de salud”.

A Kreplak se lo vincula con la Fundación “Soberanía Sanitaria”, presidida por el médico sanitarista Leonel Tesler, quien además es Director del Departamento de Ciencias de la Salud y el Deporte, de la Universidad Nacional de José C. Paz, el distrito gobernado por Mario Ishii. La frase que identifica a la Fundación es #SaludSomosTodxs, y en su página web, define su misión: “Desde Soberanía Sanitaria prestamos nuestro esfuerzo y trabajo para fomentar una mirada sobre salud que sea a la vez profunda, nacional y popular, con perspectiva latinoamericana e internacional”.

Cruces del destino. El senador del Frente de Todos por Rio Negro, Martín Doñate, presentó un proyecto para reconstituir por ley el Plan Qunita, aquel programa puesto en funcionamiento durante el gobierno de Cristina Kirchner y por el cual fueron procesados, aunque luego sobreseídos por el TOF 1 en julio de 2021, además de Anibal Fernández, Daniel Gollán y Nicolás Kreplak. El senador Doñate acaba de jurar como integrante del Consejo de la Magistratura propuesto por la vicepresidente, y el proyecto del legislador relacionado al Plan Qunita encontró gran apoyo por parte de Soberanía Sanitaria.

Más señales. También Nicolás Kreplak estuvo involucrado en la redacción para la última campaña presidencial del Frente de Todos, del paper “Ejes Centrales para un Programa de Salud 2020/2024”, donde se propone la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud Argentino. “El SNISA es un sistema mixto con centralidad en el subsector público, de carácter federal, pero fortalecido y articulado en una red nacional”, asegura el documento.

Plantea, además, la necesaria intervención del Estado en los precios de los medicamentos y en determinadas prestaciones. “Utilizar el poder de compra del Estado cuando ello resulte en claras ventajas en el control de precios abusivos promoviendo compras centralizadas”, advierte.

Por último, y para reforzar aun más las señales provenientes de territorio bonaerense, no se debe pasar por alto la presencia de Homero Giles, titular de IOMA, la obra social más grande de la provincia de Buenos Aires.

Médico recibido en Cuba, estudió en la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana. Además de haber sido funcionario del ministerio de Salud durante la última presidencia de Cristina Kirchner, pertenecea La Cámpora, y también integra la Fundación Soberanía Sanitaria. Giles milita, sin ocultarlo, por un sistema de salud regulado e intervenido por el Estado.

Aunque muchos aseguran que tiene OSDE.


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